miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los padres, el cáncer del deporte base.

Suena duro, pero lo es.

Llevo toda mi vida haciendo deporte, desde casi el final de los años '60 y comienzos de los '70 en que nos ibamos a la casa de Campo con el maletero lleno de balones y raquetas y jugábamos hasta que se te salían las tripas por la boca, hasta hoy en que sigo haciendo y enseñando deporte a niños, he visto como lo peor para el deporte son los padres.

Con esto no quiero generalizar, ya que igualmente conozco muchos padres que han sabido hacer un trabajo digno de elogio con sus hijos y éstos han triunfado en sus respectivos deportes. No voy a decir nombres, pero he enseñado y entrenado a jugadores que han sido grandes deportistas en su deporte e igualmente a otros que seguramente hoy odien el deporte por culpa de sus progenitores.

Uno de los grandes problemas de los padres es que quieren que su hijo sea el mejor en el deporte elegido, normalmente por él, y lo que no entienden que para ser una MEGA ESTRELLA de cualquier deporte, a parte de dedicación, se tiene que nacer con ese "don" para ese deporte y que normalmente no se puede conseguir con 10 horas diarias de entrenamiento. Por desgracia para mi con este comentario, siempre habrá algún ejemplo que eche por tierra esto que acabo de decir, conozco bastantes, pero que jamás tuvieron a sus padres por medio presionándoles y otros que al revés, con esfuerzo han llegado alto.

Otro grave problema que nos encontramos es cuando el padre (digo padre pero me refiero tanto al padre como a la madre, según el caso) trasmite a su hijo su frustración por su fracaso en ese deporte. Su presión hacia el niño (lo mismo que cuando hablo de padre, me refiero a niño o niña) es brutal y en la mayoría de casos el niño explota odiando el deporte o frustrándose por no poder llegar a las expectativas que le exige su padre.

La presión que puede llegar a ejercer un padre hacia su hijo, generalmente, llega a límites insospechados, la agresión física, los castigos severos, el desprecio público hacia el menor y el rechazo familiar. Quién hace esto debería estar alejado y ponerse en tratamiento psiquiátrico.

Ejemplos tengo muchos, padres que con 12 años sacaron a sus hijos de estudiar para que se dedicaran en cuerpo y alma al deporte. Deporte en el que el niño despuntaba algo, pero que ni con dedicación exclusiva, o con dedicación normal, hubiera llegado a ser un jugador de los que rellenan las plantillas o los torneos.

Veo en carreras de enduro o trial infantil a padres que les gritan e insultan a los niños cuando no hacen bien una crono, o cuando hacen un fiasco en una zona, como se encaran con los jueces e incluso les insultan cuando les marcan un pie que ellos creen que no ha sido como vi en una zona de Pobladura durante el Campeonato de España de Trial en el que el padre lo más bonito que le dijo al juez fue de Hijo de P. hacia arriba cuando el juez tenía razón porque loe marcó bien el 5 al niño. A parte de que lo vi, seguía las evoluciones del niño con la cámara y le hice la foto, pero lo que más me llenó de tristeza fue que el niño repetía los mismos insultos que su progenitor y el otro mochilero que les acompañaba. Se me saltaban las lágrimas al ver a alguien de no más de 12 años, comportándose como un hooligan, y ese no es el comportamiento que me gusta ver en el deporte de base.

Como aquel padre en una carrera de enduro indoor de las que organizaba yo en Madrid, cuando ve que su hijo va segundo, el que le precede va primero y se cae en la zona de zanjas, mientras le estoy ayudando a pasar, el padre del que va segundo, le coge al niño en vilo con moto incluida (eran de automáticas), le dice a su hijo que acelere a tope y sirviéndose de mi pierna como punto de apoyo, le saca por encima y le pone delante del competidor caído. O en una carrera de las mismas que hacía yo, viendo como se cae delante de él que que va precediendo a su hijo, y no hace nada por sacarle del barro o ayudarle a ponerse de nuevo en marcha y gritaba al público cuando se caía su hijo al ver que tardaban en ayudarle.

Los padres que meten a sus hijos la competitividad mal entendida, los que les dicen que hay que ganar de cualquier manera, los que les dicen que para llegar a ser el mejor hay que ser un cabrón, los que les presionan día, lo que van a conseguir es que sus hijos busquen lo que les falta para llegar a ser lo que sus padres quieren en otro lado, llegando a consumir drogas o sustancias dopantes para aumentar su rendimiento cuando su propio cuerpo no pueda.

Y aquí es donde entran en escena los Entrenadores o Mánagers. Esta figura es la que en muchos casos se aprovecha de la desesperación del padre para que su hijo consiga las metas que se ha propuesto y no consiguen, son los que se te acercan y te dicen: "veo potencial en tu hijo, yo soy un entrenador experto y haré de él un... (poner el nombre de la figura deportiva que queráis), por un módico precio yo entrenaré a tu hijo y conseguiré que sea el mejor en el deporte a parte de conseguirle patrocinadores para que no te cueste tanto su aprendizaje". Los padres se maravillan de que su hijo tenga un entrenador profesional (sic) y se desviven (también he visto a padres arruinarse casi por completo por pagar ese entrenador que les sangraba miserablemente) por ello. Al final les sacan el dinero y se dan cuenta, el padre, de que su hijo nunca podría ser el mejor en ese deporte.

Pero, ¿que ocurre con el niño que es lo que más importa?

El niño, acabará odiando a sus padre, odiando el deporte que le gustaba y que por culpa de la presión ejercida lo aborrezca, puede que se encierre en si mismo porque no le han dejado tener amigos por estar todo su tiempo entrenando, que busque evasión en las drogas y no solo para intentar mejorar, se convierten en introvertidos, asociará deporte con frustración, con gritos, con golpes y con pena.

A un niño hay que enseñarle a amar el deporte, que se divierta practicándolo, que disfrute jugando, que ya tendrá tiempo de sacrificarse por el si ve que tiene aptitudes y quiere dedicarse profesionalmente. Nunca presionarle para que haga el deporte que a nosotros nos gusta, que elija él SU DEPORTE y se apasione con el, que practique todos los deportes que quiera y se decida por el que más le apetezca.

A mí muchas personas me preguntan por qué no machaco a mi hijo con el baloncesto por mi gran afición a ese deporte y lo que he hecho, les contesto que tiene que ser él quien se decida por jugar o no. Con mi hijo practico baloncesto, tenis, padel, enduro, trial, MX, bicicleta, natación, waterpolo... lo que sea, la sensación para un padre de divertirse haciendo deporte con su hijo es lo más grande que hay y su cara de felicidad cuando acabamos y nos volvemos a casa riéndonos no la cambio por una carrera ganada o un torneo vencido. Seguramente no será profesional de ningún deporte, pero de lo que sí estoy seguro, es que cada vez que le pida que se venga a hacer trial, o enduro, o jugar un partido de tenis, o ir a nadar, o hacer un 1x1, allí le tendré y allí me tendrá. Eso hizo mi padre con mis cuatro hermanos y conmigo, y eso mismo he hecho yo con mi hijo y espero que él haga lo mismo con sus hijos.

Un saludo.

Fili

1 comentario:

  1. Muy buen artículo Fili, tienes toda la razón. He visto muchos casos así, y lo peor es que sale perjudicado todo el deporte. El problema es que no se está enseñando a los niños a disfrutar de un deporte sino sólo a ser campeones, sólo disfrutan si ganan y como sólo puede ganar uno resulta que todos van abandonando el deporte y cada vez quedan menos. Por lo menos esto es lo que he visto en el mundo del trial. Aprendiendo a DISFRUTAR, nunca dejarían de pasarlo bien ni abandonarían un deporte, los que más aptitudes tendrían ganarían, pero el resto disfrutaría igual o más sin necesidad de tener que ganar!

    ResponderEliminar